Hace unos años bastaba con el estímulo de un lugar nuevo, pero ahora los viajeros –especialmente las generaciones más jóvenes de ‘millennials’ y ‘Z’– quieren más, quieren un significado y un propósito en su viaje para que luego ocupe un espacio en su vida. Ahora los viajes se construyen en torno a las relaciones, el bienestar y el autodescubrimiento. “Estamos viendo que más y más personas quieren viajar a Cuba e interactuar con los lugareños para aprender cómo es vivir allí “, explica Leigh Barnes, director regional en la agencia Intrepid Travel.

Un viaje de transformación es una experiencia que permite a las personas realizar cambios significativos y duraderos en sus vidas. Con viajes conscientes y responsables, los viajeros buscan algo más que un simple sentimiento de ser transformados o lograr algún tipo de satisfacción personal. Quieren saber que sus viajes son igual de satisfactorios para otros también.

Todo esto también supone un ruptura de los límites que definen el lujo. Los viajeros más exclusivos ahora buscan gastar más dinero con marcas alineadas con su sistema de valores. Jenni Benzaquen, vicepresidenta de la división de lujo en Europa para Marriott internacional, argumenta que “no solo quieren un producto o servicio de lujo. Quieren que los productos que consumen tengan algún elemento con lo que se identifiquen desde un punto de vista de valores. Causas como los derechos de las mujeres, la igualdad o la sostenibilidad son cada vez más importantes a la hora de viajar “.

Aquellas agencias que incluyan experiencias conscientes y transformadoras en sus itinerarios, sin duda contarán con una ventaja competitiva, con el aliciente de ayudar a conservar un mundo por el que seguir viajando.